jueves, 26 de mayo de 2011

Pato o águila tu decides...

Rodrigo estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto. Cuando un taxista se
acercó, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer
bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien
planchados, el taxista salio del auto dio la vuelta y le abrió la puerta trasera
del taxi.

Le alcanzo un cartón plastificado y le dijo: yo soy Willy, su chofer. Mientras
pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi Misión.


Después de sentarse, Rodrigo leyó la tarjeta: Misión de Willy: “Hacer llegar a
mis clientes a su destino final de la manera mas rápida, segura y económica
posible brindándole un ambiente amigable”

Rodrigo quedo impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del
taxi estaba igual que el exterior, ¡¡limpio sin una mancha!!

Mientras se acomodaba detrás del volante Willy le dijo, “Le gustaría un café?
Tengo unos termos con café regular y descafeinado”. Rodrigo bromeando le dijo:
“No, preferiría un refresco” Willy sonrío y dijo: “No hay problema tengo un
hielera con refresco de Cola regular y dietética, agua y jugo de naranja”. Casi
tartamudeando Rodrigo le dijo: “Tomare la Cola dietética”


Pasándole su bebida, Willy le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo el
Reforma, Esto, Novedades y Selecciones…”

Al comenzar el viaje, Willy le paso a Rodrigo otro cartón plastificado, “Estas
son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que tocan, si
quiere escuchar la radio”

Y como si esto no fuera demasiado, Willy le dijo que tenia el aire acondicionado
prendido y preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le avisó cual
seria la mejor ruta a su destino a esta hora del día. También le hizo conocer
que estaría contento de conversar con él o, si prefería lo dejaría solo en sus
meditaciones. ...


“Dime Willy, -le pregunto asombrado Rodrigo- siempre has atendido a tus clientes
así?”

Willy sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De hecho solamente
los dos últimos dos años. Mis primero cinco años manejando los gaste la mayor
parte del tiempo quejándome igual que el resto de los
taxistas. Un día escuche
en la radio acerca del Dr. Dyer un “Gurú” del desarrollo personal. El acababa
de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Dyer decía
que si tu te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo
tendrás, muy rara vez no se te cumplirá. El decía: Deja de quejarte. Se
diferente de tu competencia. No seas un pato. Se un águila. Los patos solo hacen
ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo”.


“Esto me llego aquí, en medio de los ojos”, dijo Willy. “Dyer estaba realmente
hablando de mi. Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome, entonces
decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Mire alrededor a los otros taxis y
sus chóferes… los taxis estaban sucios, los chóferes no eran amigables y los
clientes no estaban contentos. Entonces decidí hacer algunos cambios. Uno a la
vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios”.


“Se nota que los cambios te han pagado”, le dijo Rodrigo.
“Si, seguro que si”, le dijo Willy. “Mi primer año de águila duplique mis
ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadruplique.
Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de
taxis. Mis clientes hacen reservación a través de mi celular o dejan mensajes en
mi contestador. Si yo no puedo servirlos consigo un amigo taxista águila
confiable para que haga el servicio”.


Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi
normal.

Posiblemente haya contado esta historia a mas de cincuenta taxistas, y solamente
dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a
ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas
las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugería.

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